Deportes - Rally Dakar
La silueta de un tuareg es la imagen del Dakar
Hoy estrenamos sección: deportes. Tranquilos, no hablaré de la actualidad del fútbol, para eso tenéis el resto de canales. Compartiré con vosotros deportes minoritarios o anécdotas que creo que son interesantes contar. Sin más, vamos con el primer artículo de la sección: el Rally Dakar.
Corrían los años 70 cuando el francés Thierry Sabine se perdió con su moto en un desierto. Para escapar de allí, vivió toda una aventura y lejos de recordarla como un mal trago, quiso compartir la experiencia con otros pilotos, de manera que se inventa un nuevo rally. Así pues, en 1978, nace el París-Dakar.
El trazado original, unía las capitales de Francia (París) con la de Senegal (Dakar) y se podía competir tanto en coche, como en moto. Posteriormente se unirían las categorías de camiones (de la que hablaremos más tarde) y quads. El recorrido discurría por pistas de tierra, atravesaba desiertos, aldeas y todo tipo de paisajes inhóspitos, creando una carrera más basada en la navegación (capacidad de orientarse) que en la velocidad punta, que de nada servía si te perdías o te chocabas contra una roca.
Las primeras ediciones se disputan con vehículos más o menos de serie, es decir, vehículos que se podían encontrar por las calles, un poco adaptados para la competición. Buen ejemplo de ello fue el Renault cuatro latas de los hermanos Marreau, con el que llegaron a hacer podio en dos ocasiones. Hoy en día las marcas más punteras diseñan coches específicamente para el Dakar, con prestaciones muy superiores a los coches de calle, de manera que repetir la gesta de los Marreau es una utopía.
Las condiciones del Dakar son durísimas, debido a las altas temperaturas, las tormentas de arena del desierto, las peligrosas dunas, las averías, las etapas eternas, etc, por lo que simplemente acabar el rally, ya se considera ganar. Da fe de ello el dicho que reza: "lo que no se rompe nunca, se rompe en el Dakar, y lo que no se rompe en el Dakar, no se rompe nunca". Lamentablemente, 25 pilotos han muerto disputando la carrera, y la cifra asciende si sumamos organización y espectadores.
En 2008, hubo amenazas terroristas por parte del grupo Al Qaeda, lo que llevó a suspender la carrera. África ya no se consideraría un lugar seguro y las siguientes 11 ediciones del rally se disputarían en Sudamérica, atravesando paisajes tan desafiantes como el desierto de Atacama, en Chile.
Este año 2020, se ha trasladado a Arabia Saudí. Aunque desierto tienen para aburrir, parece más una decisión basada en el dinero, que en lo deportivo, quien paga, manda. Hay que tener en cuenta que hasta hace poco más de un año, las mujeres no podían conducir, y eso es grave. No creo que este hecho le haga mucha gracia a pilotos como Laia Sanz (entrevista) o Cristina Gutiérrez (entrevista), dos auténticas cracks del Dakar. Hay que destacar que de 557 pilotos, solo 12 son mujeres, cuatro de las cuales españolas. Veremos cómo sale esta primera edición en tierras saudíes.
Desde su creación, el Dakar ha sufrido grandes modificaciones, tanto en el recorrido, como en los vehículos participantes, pero hay una persona que se ha sabido adaptar a todas ellas y se ha labrado su propio nombre, y no es otra que Stéphane Peterhansel. Este francés ha ganado la carrera un total de 13 veces, primero en motos y después en coches, lo que lo ha llevado a ser conocido como Monsieur Dakar. Actualmente corre junto a su mujer, quien desempeña la función de copiloto.
Peterhansel y su mujer. Motorsport.com
Cada uno tenemos un recuerdo imborrable del Dakar, el mío fue ver el Hummer de Robby Gordon surcar las dunas en el Dakar 2006. Aunque siempre tuve mis reticencias por lo que contaminaba esa marca (que cerró en 2010), ver ese pepino por el desierto... Oh mama!
Robby Gordon a los mandos de su Hummer. Bigearth.com
He dejado lo mejor para el final: ¡los camiones! El único vehículo del Dakar tripulado por tres personas. En la cabina se encuentran el piloto, el copiloto y el mecánico. Si os parece complicado cambiar una rueda de coche, imaginaos estos tipos, cambiando una de camión y en medio del desierto. Que no os engañe su apariencia, son rápidos, muy rápidos, tanto, que van limitados para no ser peligrosos. Tienen fama de estar un poco locos, especialmente los rusos a los mandos de los Kamaz, dominadores desde el año 2000, llevándose el título en 15 de 19 ocasiones posibles, a pesar de los esfuerzos de marcas competidoras como Tatra o Iveco.
Las primeras ediciones que pudieron participar lo hacían en su mayoría como camiones de asistencia de coches y motos. Más que competir, su función era trasladar piezas de un sitio a otro, así que les dieron manga ancha y nadie les prestó demasiada atención. Así fue hasta que llegó Jan De Rooy, un holandés que le dio por tunearse su camión DAF para ganar el Dakar, cosa que consiguió en 1987. Era un mastodonte de 10 toneladas al cual se le ocurrió poner en vez de uno, dos motores, lo que le daba una potencia descomunal de 1200 caballos. Esto se traducía en que el "camión" cruzaba el desierto a más de 200km/h, una salvajada que le permitía competir directamente contra coches. Quedará para la historia su duelo con Ari Vatanen (vídeo).
Sin embargo, esta historia tiene un trágico final. En la séptima etapa de la edición de 1988, y siendo De Rooy el vigente campeón, un compañero de equipo sufre un grave accidente saltando una duna a más de 200 km/h en el que muere el copiloto. Debido a este motivo, empezaron las lógicas limitaciones de potencia que se siguen imponiendo hoy en día, lo que no impide que los camiones sigan siendo los vehículos más espectaculares del desierto.
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