Peter en Francia


Segunda parte de este artículo.

Antes de bajar del camión, Peter echa mano a la guantera y saca unos Lacasitos, le encantan, son su guilty pleasure. Entra en el area de servicio y saludo a dos camioneros que se encuentra, con los años, Peter ha ido conociendo a gente del gremio y a trabado amistades con gente de varios países. Se ponen al día de sus vidas y uno de ellos le suelta la bomba: "los chalecos amarillos han cortado la carretera a París". Peter tenía que descargar su mercancía, de forma urgente precisamente en París y ahora sabe que no va a llegar a tiempo. Aunque no dependa de él, sabe que quedará mal con un cliente importante y eso le pone nervioso, no está el horno para bollos.

No le queda otra que resignarse, al fin y al cabo, sabe que las protestas son necesarias cuando las cosas no funcionan. Se despide de sus colegas y se sienta en una mesa del restaurante. Bonjour monsier, le dice la camarera. Peter no domina el francés, pero tantos años al volante por carreteras francesas le han servido para hacerse entender. Chapurrea unas palabras y parece que ella lo entiende, ya que apunta en su libreta, "costillas y cerveza sin alcohol".

Normalmente hubiese pedido algo frugal, un sándwich vegetal, por ejemplo, pero hoy, con el corte de la carretera, tenía todo el tiempo del mundo. Al cabo de unos diez minutos, le sirven su costillar, bon appétit monsieur. Merci, se afana en decir Peter. Cuando le hinca el diente, descubre que está sorprendentemente sabrosón, de hecho, es uno de los mejores costillares que ha comido en su vida, y ha comido unos cuantos, ya que es su plato favorito.

Cuando ha terminado con el costillar y solo quedan huesos en el plato, pide un café au lait, con el que da por concluida la comida. Escribe un mensaje a su mujer, explicándole la situación, tendrá que hacer noche en Francia. Como tiene tiempo, se pone a ver un capítulo de la serie Utopía, de Channel 4. Por ahora lleva dos capítulos y lo está flipando. Mientras dura el visionado, echa mana a sus Lacasitos y se los va zampando, uno tras otro, hasta que se le acaban. Peter no puede ser más feliz, sus deseos son baratos. Una vez acaba el capítulo, toca volver a la realidad. Consulta el Twitter y parece que las protestas han terminado y la carretera ya es transitable. Han durado menos de lo que se esperaba, así que se alegra, podrá continuar hacia París de manera inmediata. Se sube al camión, pone un disco de U2 y arranca el motor: en marcha.

Continuará...

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